miércoles, 18 de mayo de 2005

De ángeles y demonios.

Yace en su cama, dormida. Aún así, espera. Sabe que en algún momento de la tormentosa noche, el timbre sonará. Se va a poner la bata y las pantuflas que reposan sobre la silla frente a su cama. Lentamente caminará cruzando la habitación para pararse, expectante, al lado del portero eléctrico. Quedará suspendida allí, dos... seis... nueve segundos, esperando que el timbre vuelva a sonar. Tomará el auricular con sus finos dedos y fingiendo una somnolencia que ha sido interrumpida:

- ¿Quién es...? -.
- Soy yo -.

Como en ocasiones anteriores, presionará los dos botones del aparato. El chirrido de la puerta delantera y su posterior portazo confirmarán que él está subiendo la escalera, envuelto en su bufanda gris y sobretodo azul marino, su cabello pegado a su frente, chorreando agua. Ella sabe de sus pasos desesperados trepando de a dos escalones. Sus manos aferradas a la baranda para no trastabillar. Su respiración entrecortada y agitada. Lo imagina subiendo los dos... cuatro... seis... ocho... diez primeros escalones, alzando la vista para corroborar que está en el 1 mientras ella ya está preparando un té con limón. Dar ese paso largo que divide en dos con una perfecta diagonal el descanso y dos... cuatro... seis... ocho... diez escalones más para levantar la vista, confirmar el 2, mientras ella busca una taza y azúcar y apaga la hornalla porque ya está lista el agua. Sabe que él ahora aprovecha el descanso un segundo para inspirar hondamente, toser alguna lágrima que debería haber mojado su regazo en vez de caer, rebelde, sobre el cerámico, porque finalmente dos... cuatro... seis... ocho... diez... y ella está en el umbral de la puerta, su hombro tocando el marco, reposando su cuerpo sobre una pierna. Los brazos caídos a su lado, la cabeza ladeada. Él se detendrá un suspiro, agitado, rendido...

Ella extiende dulcemente su mano, con la palma hacia arriba; sus dedos levemente flexionados, sus uñas redondeadas. Él llora: primero un llanto que intenta ocultarse detrás de la respiración entrecortada. Pero luego se cubre el rostro con las manos y se deja caer de rodillas al piso. Se arrodilla frente a él.

- Vení, vamos adentro que te preparé un té -, susurra mientras lo ayuda a incorporarse. Sin soltarlo, lo hace pasar, cerrando la puerta detrás suyo. Lo hace tomar asiento en el sofá. Él no pronuncia palabra y ella sabe que allí no hacen falta, que él ya dijo todo antes, que no existe un concepto que pueda apresar ese sentimiento porque de haberlo él ya lo hubiese mencionado para poder escribirlo en un trozo de papel y despojarse de él arrojándolo a una boca de tormenta. Que el agua diluyera la tinta de a poco y despedazase el papel lentamente hasta que nada fuese legible y el papel fuese inútil. Ya no quiere mostrarse débil, por lo que furioso consigo mismo, se quita el sobretodo y la bufanda y ella, sentada a sus pies, le ha quitado los zapatos y las medias empapadas. Da pequeños sorbos al té; ella los hacía siempre deliciosos pese a que no le gustasen. Su respiración se ha acompasado. Lo peor ha pasado porque ella está a su lado, sentada en el piso, apoyando su espalda en el sofá, recostando su cabeza en el sofá mirando el techo con ojos cerrados, su mano derecha sobre su pierna. Para él basta, ya podría irse a su cama tranquilo aunque afuera llueva, aunque sus demonios lo persigan en noches como esta, aunque cierre los ojos y las imágenes lo atormenten incesantemente. Para cuando él termina el té, ella ya ha abierto los ojos y él siempre se preguntará cómo hace para saber, sin temor a equivocarse, que él ya está listo para irse, aunque no quiere irse. Y ella lo sabe, así que se levanta y desaparece de la sala de estar para volver, ropa seca de él en mano. Se para a su lado; él no puede más que abrazarla porque sabe que su abrazo es infinito, profundo, porque en su abrazo no hay reclamos, ni reproches, ni acusaciones. No hay maldad ni condescendencia. Ella toma su cara entre sus manos y le besa la mejilla. Es simplemente ella.

- Te dejo así te cambiás, ¿está bien? Ya sabés cómo abrir el sofá, las sábanas están siempre puestas. Cualquier cosa, estoy en mi habitación, ¿sabés? Descansá -.

Vuelve a su habitación, soñolienta. Bosteza. Se despereza, acomoda un poco las sábanas y apaga la luz para recostarse otra vez, sabiendo que pese al ruido del sofá abriéndose, sólo faltan tres minutos para que él entre, sigilosamente, a su habitación a susurrar en su oído:

- ¿Estás dormida...? -.
- No, todavía no... ¿pasa algo? -.
- No puedo dormir... -.
- Ya sé -.
- ¿Te molesta...? -, vacila él. Aunque ya conoce la respuesta y sabe que nunca hace falta preguntarle, pero por las dudas lo sigue haciendo. Ella abre las cobijas y él, cual niño de tres años, se acurruca a su lado. La abraza. Ella apoya su cabeza sobre la de él. Él sabe que sus demonios ya no osan acercarse porque un ángel duerme a su lado; su luz los aleja. Siente sus dedos acariciarle el pelo mojado y la mejilla alternativamente. Pero llora una vez más, cada vez más hasta que separa su cabeza de la de ella y profiere un grito desgarrador, un potente rugido negro, lastimero y sangrante. Se convulsiona a su lado y por más que ella intenta contenerlo, no puede abrazarlo más: él se desborda, se escapa de sus brazos, vocifera sangre, llora enfermo. Entonces... recuerda, como en ocasiones anteriores, que no hay más demonios afuera que los que se proyectan de su interior. Que vocifera rojo y llora amarillo porque sus demonios son de fuego y lo marcan, lo queman. Se flagela, se marca, se quema. ¡Y ella no grita, no llora ni sangra! Ella es un ángel... y él un demonio. Se levanta para llevarse consigo ese abrazo y yacer en su cama, varias horas después, abrazado a una almohada teñida de naranja durante la noche...

... y ella piensa que los ángeles no son blancos, si no azules, nacidos de lo más puro del fuego, del centro mismo, del más puro oxígeno, de la más honda tristeza. Que ángeles y demonios son, en esencia, los mismos seres, que lloran, gritan y sangran rojo y amarillo y tiñen sus almohadas de naranja durante las noches. De costado permanece recostada en su cama, sabiendo que habrá muchas noches más como esta. Piensa.

- Él nunca se quedó durante toda una noche -.

domingo, 8 de mayo de 2005

Tierra con agua

Tierra con agua: barro.

Tomá un poco de él en tu sinuosa mano. Jugá con él cual dios. O aplastalo con ambas y dejalo que se escurra, de a poco, por entre los dedos, pequeños gusanos cuadrados buscando volver a su origen. Hundí tu mano en el barro una, dos, tres veces. Yo te miraré expectante. No te preocupes, que de acá no me muevo. Trataré de que escuches lo que pienso mientras jugás. ¡Estoy esperando que comprendas! Más no tengo prisa por un resultado final.

Me miraste intensamente para que no me moviera. Antes de que pudiese darme cuenta, cuando “peque, ¿hub...”, como si fuera un pastel de payaso, aplastaste el barro contra mi cara. Reíste. Pude escucharte adentro mío y entre mis manos, como dos bolitas chinas que emiten un aterciopelado sonido cuando las hacés rodar. Acariciaba tu risa en mis manos, ligera y mediana en La séptima. Embadurnaste los sentidos.

Embarrame este verbo de mi boca, ponele peso a las cuerdas vocales para que no vibren. ¡No quiero sonidos en mi garganta! Obstruime todos los poros, manchame las sensaciones, las sinapsis nerviosas de la cara. Tapame los oídos porque aún tengo tu risa entre mis dedos, no necesito escucharla. Congestioname la nariz de esta tierra con agua. Bloqueame la vista que ya sé ver. Anulame los sentidos, que total sé usarlos. Destruí los estímulos externos con tu picardía de seis años más ese barro entre tus crecientes manos mientras yo me aferro a tu risa y la invito a jugar, a que me contagie, me infecte... ¡que me enferme...!

- Bueno, linda, lo que tenés es una patología bastante... extraña, si se quiere... creo que nunca había visto cosa semejante en todos mis años de práctica profesional. ¿Cómo es que te sentís...?

- Que no siento. Se me ocurren cosas como desmayo... o susto... o capricho... o muerte, no sé.

- Pero en cualquiera de los hipotéticos casos que planteás no lo escucharía en el estetoscopio.

- ¿Cree en todo lo que percibe con los sentidos...?

...porque hay veces que te oigo, ¿sabés? A veces, hincho mis pulmones de aire y lo contengo... y arrimo despacito mi oreja a mi pecho para escucharte, tuctuc-tuctuc-sístolediástole, bombeando. Y ahí estás, haciendo el mismo ruidito de siempre, yendo y viniendo como siempre. Entonces, me convenzo de que acá no ha pasado nada, que no te fuiste ni te moriste, que probablemente estás escondiéndote o haciendo un capricho. Me empapo de dulces lágrimas ajenas y se me despliegan dolores sobre la mesa, me caen sobre las manos, miran desde el piso con pupilas dilatadas, hacen señales desde una hoja de papel. Se transforman en campanillas de mi teléfono, en timbrazos a las diez y siete de la noche de un domingo, se cuelan en el mate compartido y en la última galletita de la vergüenza que queda en el plato. Pero quedo en la nada, sumergida hasta el cuello en sensaciones que no me llegan, que no me duelen ni me prestan sus zapatos. Me quedo descalza; he perdido los míos. Entonces creo que no estás en mi pecho, claro que no, que quizás todo sea producto de una imagen poética y juro que te busco, que arrimo despacito mi oreja a los dedos de mis pies. Y porque no te encuentro, acerco mis manos y me tapo los oídos para saber si latís ahí, en mi palma, en mi muñeca, en mis uñas. Hasta que me curvo como contorsionista porque me parece que percibo algo cerca de mi ombligo... es el ruido del hambre por algo dulce. ¡Es que te moriste! Ahora me quedan tus prendas en los cajones y los armarios, ¿y yo qué hago? ¿A quién le regalo tu ropa de vestir? ¿Tu ropa informal? ¿Y tu ropa interior? ¿Qué hago con tu ropa interior en mis cajones...?

Porque ya no hay angustia, euforia, comicidad o tristeza que te apasione, no hay beso que te acelere ni abrazo que te estruje, no hay lágrima que te conmueva, ni proyecto que te motive. Y te pateo, te escupo, te tiro de los pelos, te araño y te quiebro, ¡por dios, te-quie-Bro! Meto ese Bombardeo en el quererte, te acribillo a preguntas porque necesito que reacciones, necesito esa infantil seguridad de llevarme la mano al pecho para tuctuc-tuctuc-sístolediástole, aunque no, doctor, no creo en todo lo que perciben los cinco sentidos, ¿sabe? Y por eso me dejo embadurnar de polvo con agua con la picardía de un niño que aún no conoce de laberintos mentales ni tropiezos personales a ver si te sirve de shock eléctrico porque no puedo darte respiración boca a boca. Me da miedo saberte muerto, me da miedo pensar que me quedan más años que vos sin vos. No quiero ser yo la solitaria figura que cargue con tu cajón entre mis brazos.

¿Cómo resucitar a este muerto...?



(el primero de mis escritos compartidos desde que abrí el blog. Este es un momento Kodak... ¡digan turrón...!)

Mar, mal y otras yerbas

E. M.: ¿es el mal el mar mal escrito?
B.: ¿o es el mar el mal escrito con lágrimas?... ¿o son las lágrimas el mal del mar?
E. M.: ¿el mar tiene mal lacrimógeno?
B.: mar o a-mar.. esa es la cuestión
E. M.: entonces es un gas, no es un líquido
B.: a-mar o a-mal
E. M.: amal es de los chinos
B.: el mal de los chinos es el mar?
E. M.: ¡quizás! es un país muy grande la China
B.: ¡quizás! es un mal muy grande el mar
E. M.: porque es salado
B.: ¿y alado?
E. M.: es una sala de Dos... no pueden entrar los Re
B.: es una sala alada dos... ¿y Fa?... Si Mi SoL
E. M.: Sol sí... faaaaa!
B.: fiu fiu!
E. M.: gracias por participar
B.: Gracias por participar-me
E. M.: meee meeee

(me en inglés... me de mery... me del balar de las ovejas)


Entonces... ¿Es el mal el mar mal escrito o es el mar el mal escrito con lágrimas...?

viernes, 6 de mayo de 2005

¡Trío!

El trío vacacionil cordobés... :usitas:

Bohemia - Eclipse - EL Gurú

E. M.: ¿qué hacemos tomorrow con el reci?
B.: Pogo?... Mosh?
E. M.: mash!
B.: mOsh!!
G.: OSHO!
B.: iSnorante
E. M.: posho!
B.: vruta... Zalamina!!... atreBida
E.M.: shopping
B.: Yopin'
G.: se cayan, vestias!... kiacemo maniana tons?... el donde, el cuándo... el coso
B.: EL COSO!!
E. M.: atrevido!
B.: atreBido!!... Sacre bleu!
G.: atrevido?... MOI?... LE GUGU??... depende qué hagas con el coso..
B.: Donde queda el coso?
G.: en cabildo y juramento... cavildo y huramento
B.: Curamento y Jabildo
E. M.: Sacramento y Camilo

(amenaza de posteo)

G.: hola blog... me firmás un autógrafo?
B.: Snifetes.. le kb a Cabildo?
E. M.: no se, sos un ser con flog nada mas...
B.: Kbildo... Kabiendo
G.: K-Vildo... el Vildo de K
B.: K-biendo!... Jurame que te Cabildó
G.: tu blog se la come, mi deviantart se la da
B.: Y mi blog y mi devianART!?
G.: [nenechiquito] lero leeero lero leeeero [/nenechiquito]
B.: Hacen incesto?... Incesto en el cesto?
G.: deja de robarme los chistes!
B.: : sacandoleslalengua : ÑE!
G.: pero postealo EEEHH!!!!!!!!
B.: eÑe!
G.: atrevete..
B.: Posteame TODA!!... atrévete!!... aún no te siento.. (ah, no.. eso era "entregate")... ENTREGATE... Aun no te siento
G.: te posteás o te posteo... (versión de movete o te muevo)
B.: me poseye!!... ME POSEYE
G.: Popeye?
E. M.: popeye!!
B.: Queremo' fama viteh
G.: bleh
B.: Blog no Bleh
G.: Blegh
B.: - Che boluda, me hice un Blegh
- Ay Gorda.. y eso que es? Sory pero suena a que no da vissssste..
- No boluda, obvio que si.. Es como que.. no se.. onda.. viste.. tipo.. Un blog pero de pensamientos de chicas de Martinez..
- Ay Gorda, no entiendo nada.. osea, a ver.. pera.. onda.. mmm no.. no entiendo..
- Vamos al shoping a comprar ropa compulsivamente? Mi viejo me sacó la tarjeta dorada, asi que solamente tengo unos 200 dólares.. No me alcanza para nada.. osea, pero no importa.. me compro una bombacha aunque sea tipo linda..
- Uy que bajón! No te lo puó creer! Dale vamos que nos compramos zapatos de 150 dólares y tipo que nos olvidamos de nuestros problemas..

(shhh, de Martínez pero con pensamiento crítico, ¡discriminadora! ¡Jajaja!)
Claro, quieren fama a costa mía... ¡¡se cuelgan de mis tetas!!, dijo Moria...
Ni que tuviera yo fama... snif... pobre ilusa... ¡¿Siempre Una Ilusa?!

jueves, 5 de mayo de 2005

¡Déme dos!

Dos al precio de uno...

A.: soy un mediocre
A.: soy un medio crep
E. M.: papel crepe!
A.: soy miedo, nu.. que?
E. M.: papel barrilete!!
A.: sory, medio que... nu
A.: jajaja
E. M.: papel manteca?!
A.: papel picado!
E. M.: confetti!!
A.: papelina!
E. M.: confites!!
A.: con flautas!
E. M.: baguettes!
A.: damn
E. M.: tocame la... noooooo

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E. M.:
sapo
paso
sopa
posa
asop (aso mal escrito, obvio)
A.: jajja wenisimo el remate
E. M.:
queso
soque(te)
quose (cose en latin)
sequo(ya)
suqeo (saqueo en birmano)
(tenía que hacerlo, claro. Je te veux!)
¡Ana...! ¿¿ Gram?? ¡¿AAA?!

Primera vez...

Ver un nick como este en mi MSN...

PaBLiTTuS // Feliz Cumple Gigaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

me hace decir cosas como esta...

E. M.: ¡Te olvidaste del cumpleaños de mega! ¿¿cómo pudiste?? Pobre, pobre mega... snif
P: ¡jajaja! Pero es mañana el cumple de mega...
E. M.: ¡Pero no! ¿Te das cuenta? ¡Tenés el día equivocado! ¡¡El cumple de mega fue la semana pasada, si yo fui a la fiesta...!! un descontrol...
P: ¡Jajaja! ¿Muchos bytes andando por ahí?
E. M.: el problema no era la cantidad, claro... si no la CALIDAD... había demasiados bytes corrompidos, sí sí
P.: jajajaj claro
E. M.: faltó la mano del scan disk... si venía, se los llevaba a todos
P.: es un gran problema eso... uuh claro
E. M.: por suerte, no vino, claro
P.: menos mal... ¿y vos? ¿q hiciste al respecto?
E. M.: vos ya me conocés... me volví un archivo oculto y me fui silbando bajito...
P.: jaja siempre bajo perfil vos eh... nada de atributos... sólo lectura lo tuyo
E. M.: sabés que nunca me gustó el centro de atención... estás más vulnerable a los virus, chi que chi
P.: claaaaaaa... yo prefiero ser archivo de sistema: soy intocable, jeje...
E.M.: chan! ¿vos sos como los MIB?
P.: algo así pero de la computación... pero SH... sino te tengo q flashear la memoria ram
E.M.: bueno... soy un archivo oculto, no me ves, no me ves, lero lero...


(¡Gracias Pablo por prenderte!)
Yo jamás dije que esto fuera a ser algo coherente... enter at your own risk...
aaaaammmmennnnn...