sábado, 17 de junio de 2006

Caleidoscopio

Dedicado a vos, Lobo.
Aunque ya entendí lo que ves.
A veces se trató de distancias, paredes con carteles de Prohibido el paso de color púrpura. Otras veces, de ausencias. Nos alternamos los roles. Y si la relación funcionaba, entonces éramos grandiosos seres con una comunicación única. YquÉbUEnohaberteencontrADO,penséqueeraelÚNicoejemplardemiESPecie. Pero si había fallas en la comunicación porque nuestras cuerdas vocales vibraban en notas disímiles y nuestros cuerpos se movían en espacios de colores diferentes que no combinan según el ojo amateur de cualquier fanático de la moda, entonces... notecerrÉS... uff,noteenTIEndo,noSÉdequÉestáshablando. Aún así, jamás se trató de enfado: tan sólo un tirón de orejas.

Vi una inexplicable mezcla de encuentros y desencuentros zigzagueantes y alternados,

lejanos en tiempo físico y espacio, palabras, anhelos, malos modales, deseos, silencios, sonrisas, abrazos.

Vi un cruce azaroso, por medio de la poesía, de imágenes sinestésicas, impalpables, abundantes, emotivas, delirantes. Vi formaciones a base de palabras sentidas, surtidas, con alas, posadas en tus labios y en los míos. ¿Fue?

Giro el caleidoscopio para que se muevan las lentejuelas de colores. Para ver qué nos espera en su próxima formación. Me gustaría que jugásemos al Veo Veo, que empieces y que me toque preguntarte:

¿Qué ves?



(lástima tener que obviar el formato de espirales y ondas que sumaban a la idea del caleiedoscopio. ¡Apelo a la imaginación del lector! Gracias Lu por intentar el formato de espiral con las palabras y gracias Sol por la idea de los puntos en blanco.)