¡Tanto aire en mí...! Siempre me eleva, me guarda en una burbuja. Todo es tan transparente y liviano. Mis delgadas, largas falanges juegan con lo abstracto que exhalo, inasequible. Algunos pintan con las extremidades que los comunican con el mundo. Y yo, yo susurro simbolismos que deseo refresquen el aire mustio y rancio.
Al apoyar mis pies sobre un suelo cualquiera, me urge ponerme en movimiento. Generar viento, remover el vacío, llenar el espacio de significados múltiples con los que pueda jugar al Scrabble para armar todos los mundos posibles. ¡Yo quiero quedarme con el que tenga más puntos! Yo quiero un tablero lleno de significaciones aunque sólo sea el que más puntúa en mis ojos.
Porque genero torbellinos de aire a sabiendas de que el agua viene a por mí. Soplar débilmente dispersa las gotas mas no mantiene la inundación a raya. Me invaden los sueños en los que corro sobre una playa, y trepo escaleras, siempre hacia arriba, hacia el aire. Finalmente, erguida incólumne, respirando acompasadamente (¿cómo es eso siquiera posible luego de correr desaforadamente?) en lo alto de un acantilado observo la inundación y un nombre se borra de la arena con el golpe de la ola sobre las piedras. ¿Podemos ponernos de acuerdo y vos me explicás que tiene de malo la espuma del agua, si a fin de cuentas son burbujas? A vos te hablo, a la chica del Scrabble. Las corrientes de aire que se mueven en direcciones opuestas despeinan. No existe el peine que tenga los dientes bien separados para reacomodar el enjambre sin sufrir los tirones en el proceso.
¿Ves esta vasta tierra de nadie? Se transformó en un campo de batalla. Yo hago que diluvie, vos me escupís fichas de plástico... Yo entiendo que las plumas te pesen en el agua, ¿pero cómo explicás los cisnes...?