Hoy la luna me tapa el sol.
lunes, 24 de enero de 2011
Una parte de mí es la música que escuchás, los libros que leés, las series que mirás, las frases que repetís, los gestos que te copié sin darme cuenta, los ejemplos que tomé de vos. Hoy llueve en mí, ¡te voy a extrañar tanto...!
jueves, 6 de enero de 2011
Hoy... hoy me hubiese hecho pequeña en tu regazo como hace un siglo atrás para que me cuides y pueda llorar a gusto. ¡Estallé en el intento de ser...! Quiero contraer mi universo, pero los límites se me escapan de las manos. (¿Dónde está mi botiquín de primeros auxilios en esta nueva Nebulosa?)
Hoy te extrañé... tanto! Necesité lo que era mi hogar casi desesperadamente. Hoy me dolés... en el cuerpo. Aún soy la muñeca de papel rota. Me quedo hecha bollito porque no puedo plancharme con el dorso de la mano. Nadie quiere quedarse con papel roto. Los parches con cinta adhesiva se ven. Aunque no sabés qué bien que aprendí a ser la princesa de plástico que te viene en la cajita feliz. Las princesas de plástico no se rompen y tienen siempre la sonrisa en la cara. La princesa de plástico es para un rato porque después todos quieren el chiche nuevo. Este material no se daña, lo que lo hace descartable.
Casi.
Habiendo tantas formas para ser, yo elijo esta porque siempre me cuadra. ¡¿Quién me manda a buscar la santidad o la perfección en este plano..?! Hoy hubiese sido incoherente, contradictoria, egoísta. Te hubiese obsequiado todo esto que soy sin dudarlo a cambio de poder sentarme en tus rodillas, recostar mi cuerpo sobre el tuyo, mi nariz en el hueco de tu clavícula y abrazarte por la cintura. Respirarte...
¿Y a quién engaño, si ambos sabemos que mañana me olvido, me arrepiento o cambio de parecer porque soy torpe con los sentimientos, porque no los entiendo, no los manejo y a esta muñeca le desagrada perder el control de sus aristas de papel? ¿Cómo le explicás a lo que sentís que se te durmió un papel frágil y emparchado entre las manos si lo que sostenés es de un plástico fabricado en moldes y de a miles? No te lo va a creer.
No quiero soñarte, ¿qué hacés en mi cabeza? El manual de instrucciones en la subsección de olvidos que siempre me explica quedó obsoleto hace veinte minutos porque vos no te vas. Estoy corriendo, por favor ¡no me alcances! ¡No me sigas! Hoy no puedo ni deletrear mi nombre.
¿Explicarte? No, no puedo explicarte. ¿Cómo mierda hago para comunicarte que hoy te busqué, que empecé a escribirte llorando, los caracteres agrandados tantas veces por el prisma de mis lágrimas, desgarrada y cierro acá, mejillas secas, sin estar segura y sin querer averiguarlo si TE/NOS/ME extraño, pasando todo esto al plano literario porque entonces sí, el dolor cobra sentido? Quizás hoy me abollaron más que otros días y no puedo plancharme con el dorso de la mano.
Hoy me duermo en mi regazo.
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