El 18 de Junio del 2004 escribí esto. Es curioso que ronde la misma época y algunos sentimientos no pierdan vigencia. Voy a ponerte nombre esta vez, porque quizás sea una forma de que por fin te vayas y me dejes en paz.
Tu recuerdo, Lucas, me tiene francamente podrida. Cuando parece que por fin va a dejarme en paz, me pincha de nuevo y tengo unas estúpidas e ilusas ansias de que aparezcas, de verte, de llamarte. Pasé por todas las etapas: me fuiste indiferente, me encapriché, te amé, lloré, ¡me hiciste falta, por dios! y te tomé, finalmente, bronca. Me inspiraste decenas de veces para escritos que siempre terminaron de manera trágica. A veces pienso que el único que se mereció terminar de manera trágica fuiste vos en vez de que fuese yo la lastimada en esta historia. Total, que vos ya tenías a otra antes de ignorarme por completo. Sí, ya sé, el portaretrato que te regalé con una foto nuestra seguramente sigue guardado en el placard "para que no se rompa". Como diría Nando: "ay, buiiiino". Sólo me resta menear la cabeza ante mi estupidez. ¿Cuán crédula puedo ser, eh?
La mayor parte del tiempo soy feliz, ¿sabés? Pero hay días o épocas en las que tengo unas ansias de destrucción enormes. Pero me las guardo, porque a la única persona a la que destruiría es a vos. Porque te portaste como un reverendo hijo de puta. Y yo... me parece que no valgo tan poco como para merecerme eso. Ya que de tu parte jamás salieron verdades o respuestas, hay cosas que sólo quedaron libradas a mi imaginación. Y la loca es seguramente mucho más fructífera que cualquier respuesta que hayas podido darme. Pero siempre, siempre, tiene base en lo real...
Cuestionás por qué te miento. Yo no te miento, vos me creés. Diferencias semánticas. Me preguntás por qué, con un esbozo de sonrisa y achicando los ojos, te susurro que te extraño si sabés que el extrañar es un sentimiento en el que no creo. Buscás fútilmente la razón de mis besos sin sentido, no sentidos. Te estremecen mis caricias al punto de hacerte desearme, impaciente. Te hago esperar, prácticamente rogar... es tan divertido y estimulante... Las manipulaciones subliminales son sutiles. Me fascinan. De todas maneras, en el fondo sabés que te estoy brindando lo que anhelás recibir. Por eso me querés, porque te incito a odiarme y amarme, porque no querés seguir conmigo pese a que sin embargo no podés estar sin mí.
- Sádica.
- Puede ser. Seamos realistas: sin masoquismo bajo mi mano no podría vivir.
Me encojo de hombros. Beatífica, sonrío. Increpante, encolerizado, me exigís que te diga las cosas que pienso tal cual las pienso, que no dé rodeos. No importa cuánto duela, querés que sea sincera. Que abra mi mente a vos. Me querés y todo lo soportás. ¿Estás tan seguro?...
- ¿Dejo mis convencionalismos de lado? ¿Dejo de lado ser complaciente, comprensiva, cariñosa? ¿Querés ver la persona que no conocés? No seas tonto, no pidas que deje de ser normal.
- ¿Creés que después de tanto tiempo no sé quién sos? Por favor, no me hagas reír, querés. Tomate la cosas en serio. Dejá de hacerte la misteriosa.
No quiero lastimarte; sólo me estoy divirtiendo con vos. No hay necesidad de convertir lo que nos sucede en tragedia. No hay necesidad de lastimarte con algunas simples verdades. Disfrutá de esta grandiosa mentira que somos.
Es cierto que la diversión no es la misma que al principio. Pobre iluso: creés que cada día evolucionamos. Si supieras cuánto me aburro con vos en este último tiempo. Cómo sólo sigo porque me gusta sentir el poder de manejarte a mi antojo. Pues conozco tu cuerpo palmo a palmo; podría dibujarte con los ojos cerrados. Pues besarte es hervir agua a fuego lento y romper el cuasi hervor en el grado noventa y nueve con un cuadrado de agua helada de diez por diez. Qué placer orgásmico me da el verte frustrado.
- ¿Te enumero? No me importás, no me interesa verte, no me interesa que conversemos, no me interesa si te sentís bien o mal. Francamente, me da lo mismo si estás o no en mi vida. Mi relación con vos es una relación conmigo misma. Y cada vez que me llamás para vernos, me pregunto por qué no te deseché la última vez. Paradójico, me das lástima y no quiero decirte que no. Total, decirte que te quiero es fácil, como decirte que te extraño, como fingir que me tenés en la palma de tu mano. Y dejo que pienses lo que se te antoje y que creas lo que te plazca. O lo que menos te lastime. Esa es tu decisión. Llegaste a aburrirme. Y bien, no podés negar que el papel de mujer normal lo desempeñé a la perfección... no me mires de esa forma... jamás fui tan franca. Sos un privilegiado.
¿Conforme?
¿Aún querés saber siempre toda la verdad?
- Sádica.
- Puede ser. Seamos realistas: sin masoquismo bajo mi mano no podría vivir.
Me encojo de hombros. Beatífica, sonrío. Increpante, encolerizado, me exigís que te diga las cosas que pienso tal cual las pienso, que no dé rodeos. No importa cuánto duela, querés que sea sincera. Que abra mi mente a vos. Me querés y todo lo soportás. ¿Estás tan seguro?...
- ¿Dejo mis convencionalismos de lado? ¿Dejo de lado ser complaciente, comprensiva, cariñosa? ¿Querés ver la persona que no conocés? No seas tonto, no pidas que deje de ser normal.
- ¿Creés que después de tanto tiempo no sé quién sos? Por favor, no me hagas reír, querés. Tomate la cosas en serio. Dejá de hacerte la misteriosa.
No quiero lastimarte; sólo me estoy divirtiendo con vos. No hay necesidad de convertir lo que nos sucede en tragedia. No hay necesidad de lastimarte con algunas simples verdades. Disfrutá de esta grandiosa mentira que somos.
Es cierto que la diversión no es la misma que al principio. Pobre iluso: creés que cada día evolucionamos. Si supieras cuánto me aburro con vos en este último tiempo. Cómo sólo sigo porque me gusta sentir el poder de manejarte a mi antojo. Pues conozco tu cuerpo palmo a palmo; podría dibujarte con los ojos cerrados. Pues besarte es hervir agua a fuego lento y romper el cuasi hervor en el grado noventa y nueve con un cuadrado de agua helada de diez por diez. Qué placer orgásmico me da el verte frustrado.
- ¿Te enumero? No me importás, no me interesa verte, no me interesa que conversemos, no me interesa si te sentís bien o mal. Francamente, me da lo mismo si estás o no en mi vida. Mi relación con vos es una relación conmigo misma. Y cada vez que me llamás para vernos, me pregunto por qué no te deseché la última vez. Paradójico, me das lástima y no quiero decirte que no. Total, decirte que te quiero es fácil, como decirte que te extraño, como fingir que me tenés en la palma de tu mano. Y dejo que pienses lo que se te antoje y que creas lo que te plazca. O lo que menos te lastime. Esa es tu decisión. Llegaste a aburrirme. Y bien, no podés negar que el papel de mujer normal lo desempeñé a la perfección... no me mires de esa forma... jamás fui tan franca. Sos un privilegiado.
¿Conforme?
¿Aún querés saber siempre toda la verdad?
(me emociona lo cínica que puedo ser a veces como para cortar un poco con el aura de inocencia que todo el mundo me atribuye...)
2 comentarios:
¿Qué podría decir que aún no sepas?
Sabes que AMO este escrito tuyo porque comparto tu ládo cínico y malévolo, sabés que me siento identificada con las cosas que te pasan porque, de alguna manera, me pasan a mi también, sabés que pienso que es un pobre pelotudo que no vale nada, sabés que estoy acá para escucharte hacer berrinche y sumarme en caso de ser necesario.
=) Lo dice Drexler: Nada se pierde, todo se transforma. Cada uno da lo que recibe y uno recibe lo que da.
Algún día Mery, algún día brillaremos tanto que encegueceremos al mundo.
Por favor, qué indignación la forma de escribir de esta señora "octoposium bohemium".
¿Dónde se vió tal cosa?
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