Yo quiero que seas la sonrisa de la que no tengo retorno.
Agarrarte del cuello de la remera o las solapas de la camisa, la
campera y besarte mientras silabeo sobre tus labios que ¡meen.can.tás!
para que estalles de la risa.
Enroscarme en esta cinta de
Moebius en la que te sonreís, te beso, te hablo, te reís, te beso, te
hablo, te reís... ad infinitum
Sorprendeme. De yapa te llevás mis ojos que, dice el reflejo, tienen alas. Y luces.
Como las luciérnagas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario