lunes, 13 de diciembre de 2010

Te regalo porque así tiene que ser

Hogar no tiene que ver con un lugar físico (sí, exacto, home is where your heart is. Trillado, but true). Cuando era chica, chica como cuando usaba dos colitas y flequillo stone, quería irme siempre. A cualquier lado. Llegaba a-cualquier-lado, y seguía con ganas de irme a-otro-cualquier-lado. Lo que tenía que venir siempre prometía más que donde estaba en ese momento. Amaba la vertiginosidad de los cambios. Me sentía inquieta; sentía que no encajaba en ningún lugar ni con nadie. Me desesperaba ver que el resto encajaba (o esa sensación me daba a mí) y me daba cuenta que mis papás sabían que yo no encaja y no tenían forma de ayudarme. No tenía forma de irme literalmente. Entonces me iba con la imaginación. Aliados infinitos: los libros. De ahí que tanto amo la literatura y el teatro: miles de lugares donde estar, y miles de personas para ser. Como hacerse un tatuaje que no parás de mirar hasta ese día en que se volvió parte de vos y esa parte tuya es inimaginable sin tinta. Obvio que es parte del proceso de crecer, encontrar nuevas identidades, nuevas formas de ser y estar en el mundo. A mi modo limitado y poco extremista y suficiente para mí, probé todo lo que me parecía podía aportarme y podía ir con mis valores. De a poco encontré la definición de hogar para mí: es en principio uno mismo. Parte del estar inquieta era la necesidad incluso de salirme del cuerpo y no habitar ningún otro. Ser parte de algo mucho más grande, ser anónima. Y era extraño porque igual quería mi espacio de dos por dos en el universo. Esta es Marianela (esta misma, no la de allá): acá empieza y termina; y continúa y se extiende y trasciende. Fluir, devenir, crearme, reinventarme. Como movimientos de contracción y expansión de universos. Mi hogar es el que creé para mí. Mi hogar se compone de los puntos en los que soy plena porque soy libre en el más amplio sentido de la palabra: libre de pensamiento, de sentimiento, de ser. Me siento a gusto con quien soy, después de todo este tiempo. No siento deseos de salir corriendo a ningún lado ni me siento estancada si no me muevo. El principio es disfrutar ser como elegí, auténtica, y esa es mi casa, es terreno conocido, a donde siempre vuelvo aunque a veces reniegue porque no me consigue lo que quiero. La otra parte de mi hogar la hace la gente que amo. Con todo mi ser. Son los pocos que guardan todo lo que soy y lo que fui; por eso no necesito explicarles los por qué de ser libre. Y no los necesito. En lo absoluto. Me alcanza con que estén ahí y guarden una parte de mí. Esta es la Marianela delimitada por un cuerpo y ellos tienen la Marianela que se reinventa y trasciende. Y siempre me hacen sentir como en mi hogar cuando me reciben en sus respectivas casas. Pero principalmente, me hacen sentir que llegué a un hogar cuando me abrazan. Yo puedo salir a salvar el mundo todas las veces que quiera, puedo destruirme en el intento si quiero, porque vuelvo a un abrazo que me salva a mí en un suspiro inmenso. Todo lo que voy aprendiendo me gusta compartirlo y disfruto cuando lo comparten conmigo también; ser parte del crecimiento de los demás me emociona porque le da sentido a todo. No me siento apegada a los demás. Los disfruto cuando queremos (ellos y yo, claro). Por eso me gusta abrir mis cuatro paredes y recibir gente siempre, literal y metafóricamente hablando.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Si efectivamente le encontré la vuelta al jueguito este que se empeñan en seguir jugando todos llamado coqueteo... creo que mucho comportamiento humano tiene su justificación ahí y guarda, porque te juro que te estoy RE entendiendo...!











PD: Tengo un full.

domingo, 29 de agosto de 2010

I was once told by a teacher I had in great esteem that when I were over 21, guys would fight for my love because I was so charming and intelligent. That she'd found out late enough after her marriage and divorce... guess she was wrong.

martes, 10 de agosto de 2010

Venga a nosotros la ironía

Hola, soy del mundo de los excluídos.

Mucho gusto.


Supe que le pertenecía cuando frases como “vos sos una mina en serio”, “tu amiga es re copada” (en referencia a mi persona) y la más recientemente adquirida “un hombre puede ser también un hobbie” (quizás un hobbie aburrido, ojo) vinieron a mí para instalarse, ases bajo mi manga. A la pregunta de cualquier familiar acerca de algún candidato en vista, hago un pase de magia, elijo el naipe acorde a la persona y me escurro por la tangente sin decir nada en concreto. ¿Cómo explicar...?


Se preguntarán dónde queda mi humilde morada, si se venden paquetes de pasajes con cena incluída en un hotel 3 estrellas y qué lugares ofrece para visitar. El nombre suena prometedor, lo sé. Atentos, que es un viaje de ida nomás. Mas sepan disculpar las molestias; no tiene localidad física. No es una categoría económico social. No estamos en la base de la pirámide. Digamos que se parece a una categoría filosófico-existencialista. Estamos ajenos a nosotros mismos. Es una forma de ser y estar en el mundo. Elecciones de vida y trabajo introspectivo de años para alcanzar nuestro ideal, nuestro mejor yo sin saber que terminamos acá. A veces me quejo; pareciera que tanto trabajo desemboca en la nada misma. No podría describirlo exactamente así. De este lado del mundo, ¡estamos tan orgullosos de los resultados de nuestro arduo perfeccionamiento...! Nos andamos pavoneando con nuestras colas de colores radiantes. Qué linda que me quedó la moral, viejo. La bondad me hace brillar las plumas. La comprensión son todos estos ojos en la punta de mis plumas que te miran con cariño. Entre nosotros encajamos de manera perfecta. Como cada minoría, nosotros tenemos nuestro propio radar y casi casi que nos olemos cuando nos cruzamos, incluso en ambientes que no solemos frecuentar.


Paradójicamente, encuentro entre nosotros falta de sincronía. Nuestras relaciones no fluyen como uno imagina que deberían en seres con estos rasgos. En mi fuero interno, apuesto que es por los incluídos que se filtran entre nosotros; simulan que son transparentes, abiertos y honestos y hacen mutis por el foro cuando ven que realmente no es fácil enarbolar el pabellón cual cartel luminoso de leds en la frente que reza: “Excluído”. Sosteneme esta coherencia en alto, te lo pido por favor.


A veces, los excluídos no nos aguantamos ni a nosotros mismos. Daríamos todas las conexiones neuronales que nos hacen ver más allá de la estupidez humana para ser más como eso-que-no-somos y para, seamos brutalmente honestos que tan bien nos queda, pasarla bien en la más completa ignorancia. Ignorar que efectivamente hay vida más plena cuanto más nos conocemos con ojos cerrados y cuanto más aprehendemos de lo que llamamos mundo circundante. Es inútil intentarlo, lo sabemos a ciencia cierta y sin embargo no podemos evitar caer en la desesperación de tanto en tanto. Ni inmortales, ni perfectos.


Estamos encerrados en nuestro propio laberinto de coherencia entre loquedecimosyloquehacemos. Hay una catástrofe bíblica en nuestro interior cuando en pos de adquirir experiencia tropezamos con nosotros mismos estallándonos en la cara. Este lío, sin duda, no tiene un ápice de encantador.


Meditamos acerca de nuestras acciones y considerar al otro como objeto no cuadra con nuestros ideales. Un hombre por hobbie, ¿en qué idioma me estás hablando que no te entiendo? Cuando te beso y me aburrís, es que me fui, ¿entendés? Que no hay nada de mí humanidad en juego. Para objeto, comprate una mujer inflable que la podés armar a tu gusto. Yo retomo el camino que me lleve a mí misma.


Y cuando me dicen que soy una mina en serio yo me hallo preguntándome las ventajas de este temita de ser en serio y de no ser tan de a de veras. Si el mundo fuera lógico (nótese el condicional), a más mina en serio, más posibilidades de crecer en serio con alguien, ¿no? La experiencia empírica nos demuestra que la relación es inversamente proporcional. Los consejos abundan y todos son ir en contra de lo que somos en pos de ser más incluídos. Ergo, todos mis años de trabajo introspectivo quedan reducidos a naderías. El sacrificio de ser menos yo es simplemente irreconciliable con cualquier propuesta. Dejame que me quedo con la guitarra, los libros y la introspección que si tengo que lidiar conmigo misma en debacle no quedan estructuras en pie.


Hola, soy del mundo de los excluídos.

Mucho gusto.

¿Te intimido?


jueves, 5 de agosto de 2010

Hola, soy del mundo de los excluídos.
Mucho gusto.

jueves, 1 de julio de 2010

Ella lleva el significado de la libertad a límites insospechados.


Ella es la puta medida de todas las cosas.

viernes, 7 de mayo de 2010

Domadora de leones.






Gatitos abstenerse.

viernes, 12 de marzo de 2010

Pueblo límite

Parada sobre el filo del límite que __________ (elegir). Conjugar el verbo en el tiempo adecuado al aquí y ahora. Tentada por vez primera, coqueteo con la idea. A veces, con un pie dentro del continente y el otro fuera, pendiendo en el vacío. Balanceándome sin saber si voy a caerme o lanzarme, cuestionando el paradigma reinante que postula que el mundo es plano y está sostenido por cuatro tortugas gigantes. Es el camino sin retorno: no puedo sujetarme con los dedos del borde y soltar de a poco, repensar la idea mientras barajo opciones y transcurre el tiempo que podría modificar las reglas del juego. ¿Lanzarse de espaldas para observar lo que se abandona o boca abajo, expectante por lo que vendrá? El vértigo es saber que después de la inspiración me espera el piso, que voy a estrellarme.

No necesito nombrarte. O saber si sos. Sólo sentirte. Este es ese por qué cuya respuesta no me importa.

Mi sangre late espesa, pujante. Llevo mi mano a mi pelo para acomodarlo detrás de mi oreja, a la altura de mi sien, para ganar tiempo, ¿quizás esconderme? Pestañeo leve y lento para abrir, de una vez por todas, los ojos. Elevar los párpados ante lo nuevo. Cimbronazo a mi estructura por juntar tanto latir en mi punto sensible y rector; se prende la mecha de las sensaciones. Paradójicamente tirito ante estas moléculas que se aceleran aumentando la temperatura interna. Chocan confines antes anónimos y gobierna ese silencio que hace una estrella al estallar en el medio de la galaxia. Finalmente, se consume mi pabilo de manera estrepitosa, lanzando ínfimas chispas al aire, desbaratando la parafina que se condensaba alrededor de él. Estoy despabilada. Como recién amanecida después de 12 horas de sueño profundo que se ve interrumpido de repente sin despertador mediante. Irrumpe la incertidumbre de quien se sabe sin eje, dando la espalda a la estructura y abriendo las puertas a todopuedeserpuesloquedebaser,será.

El vértigo es saber que después de la inspiración me espera el piso, que voy a estrellarme. Parada sobre el filo del límite que elegía (elegir).