viernes, 29 de julio de 2005

Día de esos...

Hoy es uno de esos días en los que (me) puede pasar de todo. Es ese en el que voy caminando por Belgrano, pleno Cabildo y Juramento y me encuentro con las empanadas que bailan al compás de una música inexistente. El combo parece que se completa cuando diviso, a lo lejos y de la mano de enfrente, a un tetra de Cepita naranja – aunque para mí la clásica Cepita fue siempre de manzana – también bailando al lado de unas promotoras. “Es el auge de la cómida enfiestada”, pienso para mis adentros y me río sola, como ante cada chiste tonto que me hago y no le hago a nadie para hacerles un bien porque no me escuchan, claro. ¡Pero no termina ahí! Cómo olvidar que lo mejor sucede cuando una viene sumergida en sus elucubraciones acerca del trabajo práctico de la facultad, más todo lo que tiene que estudiar para rendir un parcial, castigándose por ese par de horitas que separa para tomar un café con alguien, procurando que al cruzar Cabildo no la pise a una un colectivero enojado con los piqueteros que cortaron Puente Saavedra... ¡y plaf! ¡La empanada te/le/¡me! chifla! y estoy completamente segura que si pudiera, me guiñaría un ojo, de no ser porque los tiene constantemente abiertos. Y por el hecho de que es un gran disfraz, por supuesto.

Ese día también me tropiezo con cada desnivel que encuentro en la vereda. Mi madre diría que es porque no levanto los pies para caminar, aunque cuando a ella le sucede exactamente lo mismo, se defiende con un “el traumatólogo me dijo que tengo tobillo inestable”. En mi defensa digo: soy torpe por naturaleza.

También me encuentro con muchos muchachos y muchachas que están repartiendo volantes. Soy cortés y recibo todos los que me dan. Claro que al primer recipiente de color naranja o verde que me cruzo le doy de comer con todos ellos.

Me paso una hora y media parada esperando a esa persona que nunca llegó al lugar acordado y reviso unas cuantas veces mi celular chillón, al que quizás no escuché entre el murmullo de la gente que pasa. Decido meterlo en el bolsillo. Si no lo escucho, que al menos me sobresalte con la vibración. El diariero me está mirando con cara sospechosa hace más de 45 minutos. Yo sigo leyendo como si nada, y la gente me empuja como si yo no estuviera ahí parada. Me pasa cada vez que voy a una zona céntrica. Parece que estoy adentro de un video juego cuyo objetivo es sumar puntos por cada vez que alguien simula que soy un poste; me pegan codazos, me pisan y me tiran humo de cigarrillo en la cara. Incluso me ha pasado que alguien con mal aliento haya eructado en mi dirección, creyendo que porque estoy leyendo no me doy cuenta, pero sí me doy cuenta y el olor a cebolla me deja mareada. Al cabo de la hora y media, me resigno y me voy, resoplando bajito, a tomar el tren que me lleve de nuevo a mi casa.

Ya dentro del vagón, y agitando la cabeza al ritmo de Smitten y su canción “Juntos”, me vibra el bolsillo, así que tiro de esa cinta azul ridícula con caritas felices que me regaló mi madre y lo pesco al vuelo. Ya me imagino que es un mensaje de texto de quien me dejó plantada en esa esquina a punto de ser llevada a la comisaría por culpa del diariero chismoso. Pero me equivoco cuando veo, en la ovalada pantallita azul un número en vez de un nombre y enseguida me doy cuenta que a ese número no lo conozco. Pero soy curiosa, no puedo con mi genio y me reviso quién, ocupado o tonto, ha discado mal y me ha mandado un mensaje a mí en vez de enviarlo al recipiente correspondiente.

- sigo buscando un rubio clasico besos varios javier.

Pienso con el vocabulario del novio de mi hermana: ¿y este Carlitos quién es? No conozco ningún Javier, así que obviamente el mensaje no es para mí. Además, ¿un rubio clásico? Yo no soy modelo, no conozco modelos y no represento modelos. Le aviso. No tengo muchas ganas de tipear, como siempre, así que resumo todo lo que se puede.

- me parece q t confundiste. No c d q rubio me tas hablando :s.

Mensaje enviado. Asunto solucionado. Sin embargo, antes de que el celular vuelva al bolsillo, vibración en mi mano y pantalla azul. Mensaje nuevo: leer? Ok.

- no sos ale?

Snif, ahora me tratan de hombre. Pero pobre, capaz que estaba ocupado, vamos a ser corteses.

- no, mi nombre es Marianela. Me parece q t pasaron mal el nro. =)

Mensaje nuevo: leer? Ok.

- ups mil perdones!

Y sí. Apretó mal los números. Pobre muchacho.

- todo bien! te avise xa q supieras. Suerte en la busqueda!

¡Vamos por más!

- ja ja gracias por la buena onda.

De nada. Un placer. Pero la verdad que ya no daba para seguir gastando crédito. ¿Y sabés nena qué impresión me quedó? Que al tipito que apretó mal los numeritos le gustan los tipitos en vez de las tipitas.

Y sí. Es un día de ESOS.
(¡quiero dejar en claro que casi todos los hechos de este escrito son verídicos! Es que a veces hay cosas que ni yo me creo que me suceden...)

3 comentarios:

Ayelén Aranea dijo...

No sabía que tenías Blog.

Anónimo dijo...

Tu vida es una loca carrera contra el tiempo! (Por eso de ser eternamente una inocente!)

Me gusto lo del auge de la comida enfiestada. jajaja

y es cierto. Murphy debe haber dicho algo de que la gente pega y empuja y eructa cuando uno está por la calle tranquilo.

Anónimo dijo...

Cuando estaba defecando en el baño de mi casa de Ituzaingó me vino a la mente imprimirme esta historia.